“Yo soy el hermano más oscuro”: sobre Apátrida de Michèle Stephenson y el racismo dominicano

 
Jóvenes corren por un batey dominicano. © Foto de Stateless.

Jóvenes corren por un batey dominicano. © Foto de Stateless.

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Apátrida, el documental de Michèle Stephenson, sigue el rastro de Rosa Iris Diendome, una abogada y activista que busca proteger los derechos de dominicanos de ascendencia haitiana contra la deportación. Diendome también es la protagonista del cortometraje Nuestras vidas en tránsito, producido por Minority Rights Group International. En ambas películas se evidencia algo que solo puede ser descrito como una tragicomedia: la República Dominicana es una nación negra atormentada por el racismo sistémico antinegro. Fácilmente el 90 por ciento del pueblo isleño es afrodescendiente. También fue la primera colonia española y la primera en importar africanos esclavizados al “nuevo mundo”. Adicionalmente, es vecina de Haití, la sede de la primera rebelión de esclavos, la cual creó el primer país independiente negro en Occidente. Quizás esta historia no sea novedad para algunos, pero más de 200.000 dominicanos de ascendencia haitiana que se convirtieron en apátridas debido a una sentencia de la Corte Constitucional de 2013 llevan una lucha diaria por su humanidad.  

En resumen, la sentencia de la Corte Constitucional dictaminó que los hijos dominicanos de migrantes irregulares en la República Dominicana entre 1920 y 2010 nunca tuvieron derecho a la nacionalidad dominicana y que serían despojados de su nacionalidad. 

Al ver el documental es claro que la preocupación del gobierno dominicano respecto a la piel oscura de sus compatriotas va de la mano de su interés en sus estatus migratorios.

El fantasma de la Masacre del Perejil en 1937 ejerce una fuerte presión sobre la situación. En una conversación con Anjanette Levert, profesora Spelman de documentales, Stephenson notó que la historia es una continuidad, por lo que es necesario estar vigilantes. Cada hora y cada día se hacen amenazas violentas contra obreros haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana en redes sociales, así como amenazas veladas en las noticias. Los ataques son comunes y se están intensificando de una manera que no se había visto desde la época de Trujillo. Entonces, es apropiado que la narrativa de la película incluya la historia de Moraime, una joven haitiana de la novela El masacre se pasa a pie de Freddy Prestol Castillo. 

La novela revela todas las maneras de complicidad que tuvieron los dominicanos en la masacre. Moraime intenta huir de la Masacre del Perejil corriendo por los bateyes [o cañaduzales] hacia Haití. La historia, junto con la cinematografía etérea de Stephenson y sus efectos de doble espejo, le agrega un elemento de realismo mágico al documental.

En la escena de apertura, Diendome le narra la historia a su hijo: “Él [Trujillo] asesinó a muchos, incluyendo a la madre de Moraime por el color de su piel”. Es el color de piel lo que frustra el intento de Diendome de conseguir una cédula válida para un joven llamado Clenol Boni. La funcionaria a cargo de conceder cédulas echa una mirada desdeñosa a la tez oscura de Boni. Después de que la funcionaria le pide a Boni que diga su nombre, ella le niega sus documentos, pues dice que no cree que el joven sea dominicano ya que no habla español correctamente. Un soldado que está parado a un lado le echa una mirada dudosa a la funcionaria. Diendome sostiene que los documentos de Boni están en orden y que no debe importar nada más en un país de leyes. Basa su argumento ante la funcionaria en el derecho de suelo. Sin embargo, la sentencia de la Corte Suprema hace que la discusión no importe. La funcionaria los despacha a ambos de manera discutiendo despectivamente. 

El encuentro es un microcosmos de lo que los activistas y abogados de los dominicanos de ascendencia haitiana apátridas enfrentan diariamente. En la República Dominicana, una cédula válida es la manera que tiene un ciudadano para subsistir. Literalmente no se puede hacer nada sin una: tanto ir a una escuela, como obtener beneficios de salud, empleo, o transporte, o realizar operaciones bancarias y poder ejercer el derecho a votar requieren de una cédula válida. Por lo tanto, el Estado está paralizando a propósito a su ciudadanía dominicano-haitiana a través del rechazo de documentación que, en muchos casos, es totalmente válida y ques presentada para la renovación de esa esencial cédula. Algunos abogados dominicanos han descrito esto como un “genocidio civil”. Actualmente, el Estado no está brindando alguna opción para corregir las irregularidades de documentos como actas de nacimiento y, en cambio, está rechazando documentos irregulares argumentando que son falsificados. Le pregunté a Diendome sobre este proceso. 

RCG: ¿Cuál es el problema más grande que enfrentas cuando revisas documentación de ciudadanía? 

RD: El gran problema hasta ahora ha sido el origen de los padres o abuelos, ya que incluso si se entrega un documento que demuestre que han vivido en la República Dominicana, La Junta Central Electoral (JCE) de la República Dominicana siempre pide más documentos y estos están sujetos a un proceso de investigación interminable. La JCE ignora que los afectados nacieron en la República Dominicana y que ya han probado el hecho que nacieron allí. Este es el caso de los que ya tienen un acta de nacimiento. 

Los no registrados no tienen recursos para que su nacionalidad sea reconocida a pesar de que ellos deberían tener una protección por haber nacido en suelo dominicano.

RCG: ¿Cuál es la causa de los problemas con los documentos que tienen irregularidades?

RD: El hecho de que el estado dominicano interpreta que el estatus de los padres es “en tránsito indefinido”. La sentencia de la Corte Suprema declara que los migrantes haitianos están en tránsito desde 1929. Esto contradice la constitución y la ley migratoria vigente hasta 2004, la cual estableció que un extranjero que haya estado en la República Dominicana por más de 10 días puede tener un estatus migratorio diferente a “en tránsito”. Mira, la constitución sólo señala dos excepciones para adquirir la nacionalidad:

Las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros  miembros  de  legaciones  diplomáticas  y  consulares,  de  extranjeros  que  se  hallen  en  tránsito  o  residan  ilegalmente  en  territorio  dominicano.  Se  considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas.

Sin embargo, los migrantes haitianos vinieron a la República Dominicana para trabajar en los bateyes y, en la mayoría de los casos, ellos fueron llevados por el Estado o por empresas privadas. La zafra, que es el periodo de producción de azúcar, duraba entre seis y ocho meses. El Estado o la empresa proporcionaba a los empleados un documento llamado “ficha”. Los empleados la usaban para recibir su pago cada semana o dos. Las empresas la usaban para deducir fondos por el seguro médico, el seguro social y otros impuestos (aunque hoy en día el Estado no quiere pagar a los trabajadores sus pensiones) y con ese mismo documento, los empleados iban ante funcionarios a registrar a sus hijos. Las autoridades aceptaban la ficha como una forma de identificación completamente válida. Ahora, el Estado alega que la irregularidad de sus documentos se basa en el estatus de los padres. Invocando la ley de tránsito de 1929-2013, anularon la ficha y todos los otros documentos. Este es un hecho que viola la Constitución, incluso la nueva Constitución de 2010. Ninguna ley puede estar por encima de la Constitución ni de los tratados internacionales.

RCG: ¿Cuál es la justificación o razón que da el gobierno para rechazar los documentos?

RD: El hecho de que un documento irregular no puede generar derechos, refiriéndose al supuesto estatus de “en tránsito” de los padres. Los solicitantes cargan con el estigma de que, si entregan una solicitud con un apellido francés, no recibirán el mismo trato. Los solicitantes también tienen que responder preguntas que no son más que tácticas dilatorias del proceso.

Personas cruzando un puente en la frontera entre Haití y la República Dominicana. © Foto de Stateless.

Personas cruzando un puente en la frontera entre Haití y la República Dominicana. © Foto de Stateless.

Diendome es consciente de la experiencia haitiano-dominicana. Sus padres eran trabajadores haitianos en los bateyes dominicanos. Era una vida difícil. Diendome cuenta que, durante la zafra, hay bastante comida para los trabajadores y sus familias. 

Pero, luego de que terminan los seis meses de cosecha, los trabajadores comen una vez al día, generalmente en la tarde. El punto central del activismo de Diendome está en visitar los bateyes y asegurarse de que los miembros de sus comunidades tengan los papeles necesarios para evitar que les quiten más derechos, que los sigan hostigando o que los deporten.

La escena cambia al expresidente Danilo Medina explicando el Plan Nacional de Regularización. Medina denuncia a la comunidad internacional por criticar el plan y su impacto sobre los dominicanos de ascendencia haitiana. Niega el hecho de que 200.000 dominicanos hayan perdido su nacionalidad. Stephenson distorsionó y amplió a propósito las tomas de políticos. La consecuencia es que el tono propagandístico de los discursos se hace tangible. Mientras tanto, un colega de Diendome, Genaro Rincón, es golpeado salvajemente por un grupo de nacionalistas antihaitianos. En un programa de televisión llamado A partir de ahora, Rincón explica que le tiraron bloques de cemento y lo pisaron fuertemente. Le enseña a la cámara sus heridas. Invitada al mismo programa, Diendome condena la violencia y reprocha al gobierno por su silencio ante el aumento de amenazas y atentados.

Personas cruzando un puente en la frontera entre Haití y la República Dominicana. © Foto de Stateless.

Personas cruzando un puente en la frontera entre Haití y la República Dominicana. © Foto de Stateless.

Cuando Gladys Feliz-Pimentel aparece por primera vez en la película, está en Dajabón, en la frontera entre la República Dominicana y Haití, tomando fotos e incomodando. Su presencia recuerda, de varias maneras, a los simpatizantes de Trump o a una “Karen” gringa. Feliz-Pimental dice: “Coño, ellos pueden cruzar a nuestro lado de la frontera con tanta facilidad y nosotros no podemos entrar [al lado suyo]”. Un soldado le informa que los haitianos entrando y saliendo son comerciantes licenciados que cruzan la frontera diariamente para hacer negocios. No la convencen: “yo no puedo cruzar desde acá para allá, pero ellos pueden cruzar cuando les dé la gana…”

Feliz-Pimentel es miembro del Movimiento Nacionalista Dominicano. Su discurso es muy parecido al de los grupos derechistas en el resto del mundo y en los Estados Unidos en particular. El movimiento es antihaitiano, racista y usa la bandera de su país como símbolo de todas estas creencias destructivas. Feliz-Pimentel acusa a los haitianos de asaltos, violaciones y apuñalamientos (solo por nombrar algunas cosas). ¿Te suena conocido? Sí, debería. Donald Trump se postuló para presidente utilizando este discurso como su plataforma y funcionó.

Feliz-Pimentel dice que su linaje va hasta “El Grito de Capotillo”, la rebelión de 1863 contra España. Ella dice que un ancestro suyo luchó junto a los haitianos (la República Dominicana y Haití lucharon juntos para vencer a España) y fue presidente durante el periodo de transición. Ella dice que no es racista. Simplemente cree que los haitianos deberían estar en Haití:

Los haitianos siempre han luchado junto con nosotros. Incluyendo en 1965 contra los gringos. Hemos vivido en fraternidad desde siempre. Ellos en su país y nosotros en el nuestro. Excepto cuando han venido acá para robar a nuestro país. 

El discurso es muy parecido a la xenofobia racista estadounidense. Le pregunté a Diendome acerca de su interpretación del movimiento nacionalista. En particular, quería entender si los nacionalistas apoyan a la dictadura de Trujillo y sus políticas. 

RCG: ¿Es el movimiento nacionalista automáticamente de apoyo al régimen de Trujillo, o se distancian de él?

RD: Es una pregunta interesante, si tomamos en cuenta los discursos del movimiento nacionalista y su comportamiento organizativo, se puede decir que son trujillistas. Han declarado públicamente muchas veces que el Estado debe repetir lo que hizo Trujillo. Yo les escucho diciendo que no son racistas, pero también dicen que no quieren nada que ver con los haitianos. Su desprecio constante por nuestra ascendencia africana y su culto al eurocentrismo me indica que son trujillistas.

La película cambia de escena al expresidente Medina preguntando cómo la República Dominicana se puede considerar un país racista cuando ochenta por ciento de la población es negra y mulata. En claro ejemplo de contradicción, él pregunta: “¿cómo pueden acusar a los dominicanos de ser racistas hacia los haitianos cuando viven y coexisten con nosotros por todos lados de nuestro país?” 

En el documental, Nuestras vidas en tránsito, el mismo fragmento muestra a Medina declarando públicamente:

Hoy en día 13% de las mujeres dando a luz en hospitales dominicanos son haitianas … No sólo mujeres haitianas que residen en la República Dominicana sino también mujeres que cruzan la frontera para dar a luz acá porque es más barato que en Haití, donde se tiene que pagar … son indocumentadas, pero andan por la calle de la República Dominicana sin restricciones, sin ningún policía o funcionario de inmigración deteniéndolas para preguntarles si tienen un pasaporte o la visa para residir en la República Dominicana.

Este discurso es una exhortación al público en general a acosar e intimidar a haitianos “presuntamente” ilegales. Muchos activistas culpan a este tipo de discurso promovido por el Estado por la ola de violencia antihaitiana. En este punto de la película, Moraime huye por los bateyes durante la noche de la Masacre del Perejil para salvar su vida.

Juan Teofilo Murat, primo de Rosa. © Foto de Apátrida

Juan Teofilo Murat, primo de Rosa. © Foto de Apátrida

Mientras se desarrolla la película, Diendome intenta ayudar a su primo, Juan Teófilo, a arreglar su documentación para poder volver a la República Dominicana. Juan Teófilo decidió mudarse a Haití luego de la sentencia en vez de esperar a ser deportado. Diendome lo visita en Haití, su primer viaje a la tierra de sus ancestros y el viaje la llena de orgullo y alegría. Juan Teófilo es un hombre muy orgulloso y un padre abnegado que ha sido despojado de su identidad, su tierra natal y su relación con sus hijos nacidos en la República Dominicana a causa de la sentencia. Él está comprensiblemente amargo y Diendome pasa la mayoría del tiempo recordándole la necesidad de seguir firmes. Luego de conseguir una entrevista para revisar su documentación y, con suerte, poder resolver su problema, los dos hacen un peligroso viaje para transportar a Juan Teófilo de la frontera haitiana al JCE en Santo Domingo. Diendome cuenta la historia de un grupo de dominicanos de ascendencia haitiana que fue agredido en un autobús. Ella dice que el conductor dijo que “la sentencia se ha proclamado y ustedes no son dominicanos” durante la pelea. 

Mientras que espera su cita, Juan Teófilo visita a sus hijos, fácilmente una de las escenas más desgarradoras de la película. Durante la cita, un funcionario le dice que hay una discrepancia entre la edad de su madre en su acta de defunción y la fecha de nacimiento en su acta de nacimiento. A causa de esta discrepancia, el funcionario declara que el papeleo de Juan Teófilo es falsificado e inútil. El funcionario termina la entrevista al sacar su celular y revisar sus redes sociales. El Estado no hace un esfuerzo por corregir y validar los documentos de dominicanos de ascendencia haitiana. 

RCG: ¿Cuáles son los retos principales que enfrentan los dominicanos de ascendencia haitiana frente a la búsqueda de estos documentos necesarios?

RD: El reto principal es la voluntad política de las autoridades. Después de eso, otros retos surgen. Siempre hemos tratado de pensar en la situación como una en la que hay dos grupos afectados: primero, los que ya se han registrado. Su reto consiste en si los padres pueden encontrar los documentos con los cuales se registraron. En muchos casos, a causa de condiciones atmosféricas, incendios o la muerte de los padres, no pueden presentar los documentos. Si tienes recursos financieros, puedes ir a Santo Domingo (la capital) a la sede del JCE para que te entreviste el Departamento de Inspección (algo que tienes que hacer además de encontrar todo tipo de pruebas que piden). También debes acceder a un abogado cuando el JCE pide nulidad ante las cortes (para que no te quedes sin defensa), todo esto cuesta dinero. También hay una cuestión de la voluntad del JCE y sus funcionarios para resolver la situación. 

Segundo, algunos nunca se han registrado. En el caso de parejas mixtas (madre haitiana o de ascendencia haitiana y padre dominicano), si la madre no tiene un documento (cédula dominicana o residencia), aún si el padre es dominicano, el niño se registra como extranjero, dejándole en el limbo legal donde no reconocen la nacionalidad del niño. 

RCG: ¿Tienen problemas similares los dominicanos que no son de ascendencia haitiana?

RD: No, no tienen problemas similares. Aunque sí tenemos un problema con los registros en el país, problemas que en muchos casos son generacional, en mi experiencia, los dominicanos que no son de ascendencia haitiana tienen acceso a medidas diferentes y más rápidas para resolver su situación. 

*

Otra vez volvemos a Medina. En esta escena, el expresidente está refutando las afirmaciones de que 200.000 dominicanos de ascendencia haitiana ya han perdido su ciudadanía, “En la República Dominicana, la cantidad de personas apátridas es cero. Claro que a veces cometimos errores. Si eso pasa, y alguien presenta su caso a nuestro gobierno, no tengan duda de que encontraremos una solución. Pero hasta ahora, eso no ha pasado”. Juan Teófilo y un sinnúmero de personas demuestran que Medina y el Estado están mintiendo. 

*

La siguiente vez que vemos a Feliz-Pimentel está organizando lo que algunos erróneamente podrían pensar que se trata de una reunión de tías y abuelas adorables e inofensivas. Nada podría estar más lejos de la verdad. Las mujeres son miembros del movimiento nacionalista y sueltan estereotipos racistas ya trillados sobre la criminalidad negra, su maldad y perversión sexual y su tendencia a la violencia. Estos mismos mitos todavía atormentan a los Estados Unidos. En su libro Las fronteras de la dominicanidad. Raza, nación y archivos de contradicción, la doctora García-Peña escribe: “al principio de la fundación de la República Dominicana (1844-1865), los Estados Unidos apoyaban la idea de superioridad racial de la República Dominicana sobre Haití y negaba Haití como racialmente inferior y por eso, no apto para gobernarse”. No es de extrañar entonces que los nacionalistas suenen como los gringos racistas y sus ideólogos derechistas. 

Feliz-Pimentel dice que “las mujeres son 90 por ciento de nuestro movimiento nacionalista. Mujeres, 90 por ciento. Pero esos hombres que son como el 10 por ciento, son agresivos. Quieren pelear”. Los nacionalistas describen a los haitianos como “el problema haitiano” y utilizan palabras como “invasión” cuando hablan sobre la inmigración haitiana. En muchos sitios, graffitis antihaitianos están pintados en las paredes. Los nacionalistas reclaman abiertamente que Haití expulse a todos los ciudadanos haitianos de tierras dominicanas. Este discurso de las manifestaciones nacionalistas también aparece en redes sociales y en comunidades rurales. La escena cambia a una manifestación nacionalista que es muy parecida a las manifestaciones extremistas nacionalistas de otras partes del mundo. Siempre hay un otro denigrado (refugiados, inmigrantes, musulmanes, etc.) que se tiene que expulsar o vencer, y siempre hay rabia y violencia. 

El motivo de esta violencia y virulencia es la necesidad desesperada de los nacionalistas de negar por completo a África y su linaje africano. Se ve a la negrura y al africanismo como algo claramente negativo. Los dominicanos de ascendencia haitiana están muy conscientes de que el racismo y el colorismo son las causas principales de su deshumanización diaria. Diendome busca soluciones políticas a estos problemas. Ella cree que a través de la organización sociopolítica, la acción del pueblo y la presión internacional, el Estado tendrá que rendirse. Así que, cuando le piden postularse al Congreso, ella acepta. Su campaña empieza bien a pesar de que sus fondos son limitados, pero de pronto se vuelve obvio que la gente no confía en que pueda haber un cambio político de largo plazo. Están más interesados en los sobornos a corto plazo que proliferan el día de las elecciones. Los candidatos políticos les dan a los votantes cien pesos dominicanos (1,75 USD) por su voto. 

Diendome pide que la gente piense más allá del soborno y más sobre su futuro. Quise entender la maquinaria detrás de los sobornos. 

RCG: ¿Quién paga los sobornos que reciben los votantes?

RD: Los candidatos del partido político. La pregunta más importante que necesitamos responder es: “¿Quién financia a los partidos políticos?”.

RCG: ¿Cuál es el mecanismo para superar el soborno de cien pesos?

RD: En muchos casos, las promesas de empleo o de mejoras para la comunidad que no se cumplen llevan a que a los votantes sólo les importe una cosa de qué pueden obtener el día de las elecciones. Los votantes saben que no volverán a ver a ese candidato. Esta ha sido la situación durante buena parte de la historia del país. Los políticos tradicionales siempre identifican un líder que pueda convencer a los votantes de aceptar el soborno. Si el votante se rehúsa, en ocasiones recibe amenazas.

Rosa Iris reúne con dos muchachas. © Foto de Stateless.

Rosa Iris reúne con dos muchachas. © Foto de Stateless.

En las escenas de las elecciones, Stephenson capta la lucha del pueblo. O sacrifican la comida, bebida, servicio público o de celular que pueden conseguir con los cien pesos, o arriesgan sus vidas rechazando el soborno. Acechando en el fondo de este éter político corrupto está la baja posibilidad de que un candidato pueda mejorar su situación. Le pregunto a Diendome cómo los dominicanos-estadounidenses o cualquier persona con las ganas de ayudar puede hacerlo.

RD: Primero, entendiendo que la nacionalidad y la apatridia en la República Dominicana no se han resuelto. Aún podemos impulsar cambios a través de eventos y movilizaciones que piden al Estado dominicano abordar el tema. Adicionalmente, apoyando a organizaciones locales como el Movimiento Reconocido, cuya restricción principal es la falta de recursos económicos para hacer trabajos de campo. El Movimiento Reconocido es una ONG que trabaja para el reconocimiento de dominicanos de ascendencia haitiana como ciudadanos de pleno derecho. También, fomentando el empoderamiento del liderazgo local. Por último, enviando cartas a embajadas. 

*

¿Cómo se le puede explicar a una nación quiénes realmente son y la historia compartida a la que pertenecen? ¿Por qué parte del proceso largo y doloroso puedes comenzar? ¿El comercio atlántico de esclavos, el colonialismo, el poscolonialismo, las dictaduras, el movimiento global de Black Power, el panafricanismo? ¿Qué lleva a una nación de personas negras a verse no sólo como víctimas de los horrores pasados coloniales sino también como sus beneficiarios? Eruditos han escrito numerosos libros para explicar las complejidades detrás de la identidad dominicana. Libros que utilizan historia, lenguaje, y hasta la relación supuestamente única que existía en la isla entre el esclavo y su dueño. A fin de cuentas, un dominicano debe poder mirar a sus hermanos y hermanas de piel oscura y ver un ser humano que merece amor y respeto, pero por demasiado tiempo esto ha sido difícil para demasiados. Hasta que eso pase de manera significativa, de manera que incline la balanza de la justicia hacia la equidad para los dominicanos de ascendencia haitiana, los eruditos pueden publicar todos los libros que quieran.

A finales de Apátrida, la cámara nos muestra un letrero que dice, “NO AL PAÍS SIN FRONTERAS. El MURO. CONTROL DE FRONTERAS”. De nuevo, todo es demasiado familiar. La narrativa paralela de Moraime termina trágicamente. Está a punto de lograr su escape cuando los ladridos de un perro con hambre la delatan y los soldados la descubren. Diendome narra: “soldados borrachos con ron y sangre no perdonan. El cuerpo de Moraime se fue flotando por el río. Y la noche cayó en silencio”.


Se puede ver Apátrida de Michèle Stephenson en el Festival de Cine Panafricano de Los Ángeles y también en el Festival de Cine Internacional  de Portland.

Recursos:

Para más información sobre cómo se puede ver Apátrida de Michèle Stephenson, visita: https://radastudio.org/work/

Organizaciones y activistas que puedes apoyar:

Movimiento de Mujeres Dominico-Haitianas

Movimiento Nacional Reconocido

Dominicans Love Haitians Movement

Dominican Writers Association

In Cultured Company

Ana Belique: Sociologist, Activist and Defender of Dominicans of Haitian Descent


Roberto Carlos Garcia escribe extensamente sobre la experiencia afrolatinx y afrodiaspórica. Se han publicado sus ensayos en The Root, Seven Scribes, Those People, el ya difunto Gawker y más. Roberto ha publicado tres libros de poesía, incluyendo black / Maybe: An Afro Lyric, el cual Kiese Laymor describió como “el nuevo estándar del siglo XXI para obras sobre raza”, y reciéntemente [Elegies]. Roberto es el fundador de Get Fresh Books Publishing.

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